Las intervenciones quirúrgicas dejan rastros desconocidos en los pacientes. Más allá de lo físico, que manejamos, se transforma el plano psicológico de manera compleja. Se presenta, aquí, lo percibido por la reconocida escritora Aurora Venturini, luego de que le practicáramos una operación importante. La cirugía y la inminencia de la muerte, la lleva a un plano psicológico profundo, a las vecindades del infierno (Dante?), del que sólo sale por su obstinada voluntad de vivir. Yo ni imaginaba que pudiéramos ocasionar todo ésto con una laparotomía. De su libro Los Rieles dice:
".... cuento el viaje al otro mundo que tuve cuando me operaron", contó a Télam en una entrevista. "Los médicos dijeron «no hay nada que hacer» todos lloraban desesperados, me moría y me morí nomás. Unas voces me decían estás muerta y yo gritaba que no, así pasé dos días".
Aurora escribe en "Los rieles" que cuando estaba enferma: ".....se me acerca el médico cuyo apellido es Viscuso y ví a su ayudante. En ningún momento sufrí. Es lo que no se comprende, dado que ese profesional de la medicina dejó huella importante en el abdómen".
Por lo expuesto, debemos saber que nuestros operados, presentan serias angustias y profundas alteraciones emocionales a las que les damos escasa importancia, por su limitada manifestación. Antes, durante y luego de la cirugía, debemos comprenderlos y apoyarlos para minimizar el trauma. Parece una verdad de perogrullo, pero no lo hacemos en la medida de lo necesario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario