Al aproximarse el verano en Argentina, las frutillas aparecen por todos lados, en cantidad, pero también su temporada se agota en tres semanas. Cómo me pasa todos los años, no pude resistir la tentación de sacarles una foto a sus brillantes colores (y de comerme alguna cuándo el verdulero no miraba). Conclusión filosófica barata, pero no menos cierta: "Cuándo se dan cosas buenas, hay que aprovecharlas al máximo, porque suelen durar poco".Yo.
Como las buenas mujeres que uno no supo valorar ni disfrutar.
ResponderEliminarEn Perú les decimos "fresas".
ResponderEliminarCon leche condensada son deliciosas.